¿CÓMO HACER EL YOUTHPASS?

Bien, ya tenemos una idea aproximada de lo que es el Youthpass, tampoco es que seamos un@s expert@s en la materia sino más bien cobayas de prueba, porque esto del Youthpass se está empezando a implementar y poco a poco van surgiendo nuevas dudas, modificaciones, etc. Pero he aquí que nos encontramos con otra cosa curiosa … ¿Quién hace el Youthpass? Pues entre la entidad de acogida y la/el voluntari@ … ¿ehhh? … Sí, has leído bien: tú vas a ser parte responsable a la hora de hacer tu Youthpass, así que prepárate para asumir que en gran medida esta acreditación va a depender de los objetivos que te marques, de lo que te esfuerces por conseguirlos, de lo aprendas … de TI.

Evidentemente no puedes poner lo que quieras en el Youthpass y, por otra parte ¿de qué serviría? Imagínate que en tu Youthpass pone que has aprendido a hablar perfectamente alemán y a domar leones … ¿Qué harás cuando el Circo Plunshzerginen te haga una prueba con sus 3 fieras más voraces? Por tanto, sé sincer@ a la hora de redactar qué has aprendido, hazlo con calma, siendo crític@ contigo mismo, piensa en las competencias que has mejorado y, sobre todo, no lo dejes para el último momento. Al hilo de esta última idea, y siguiendo con los consejos de la abuela, aquí va una serie de propuestas:

Antes de partir a tu país de acogida SVE, lee esta guía. Seguramente ya has aprendido cosas antes de iniciar el viaje, como por ejemplo a buscar información sobre el país de acogida, a manejar términos como SVE o Juventud en Acción, incluso has ido a algunas clases de idioma … todo eso forma parte del proceso de Aprendizaje: toma nota.
Ya estás en el país de acogida y estás empezando el proyecto, lo normal es que tengas un horario que cumplir: apunta que actividades tienes que hacer y cuando.
Cuando ya llevas unas 3-4 semanas y comienzas a asentarte (sabes donde se compran las magdalenas, a qué hora se hace el descanso o donde se sale de fiesta) e incluso empiezas a echar de menos el jamoncillo del rico, estás en un buen momento para comenzar a plantearte algunos objetivos y establecer unos 30 minutos cada 10-15 días al Youthpass. Una manera, que no es la única ni la mejor ni válida para todo el mundo, puede ser hacer una lista con las actividades que has hecho la semana, separando:
a) Actividades en el proyecto de Voluntariado en la Entidad de Acogida.
b) Lo que vas mejorando a nivel lingüístico.
c) Actividades que haces en tu tiempo libre.
d) Actividades domésticas cotidianas.

Igual te parece una tontería, pero son nivel de aprendizaje, tan importantes unos como los otros. Si entramos en detalle en cada uno de ellos:

a) Actividades en el proyecto de Voluntariado en la Entidad de Acogida.
Escribe la lista de todo lo que has hecho, junto a cada una de las actividades, piensa en lo que has aprendido, luego piensa en cual/es Competencia/s Clave/s se puede colocar lo que lo que has aprendido, y en qué nivel. Por ejemplo: “La semana pasada he hecho una actividad con niños pequeños, y he ayudado a hacer un juego de presentación para aprenderse los nombres”. En este caso has aprendido un juego, pero además es un juego en una lengua extranjera, y era la primera vez que hacías una actividad con niños de otro país … un montón de cosas nuevas que se pueden incluir en varias Competencias: la de Lenguas Extranjeras y/o la de Aprendiendo a Aprender (estás aprendiendo un proceso que a su vez es un aprendizaje). Si el mes siguiente ya eres tú quien toma la iniciativa de hacer esa actividad, comienzas a sumar más cosas, como Espítiru de iniciativa e ir mejorando las competencias lingüísticas … incluso lo puedes plantear como un objetivo a cumplir.

b) Lo que vas mejorando a nivel lingüístico.
Aquí te puedes ir marcando objetivos cada 2 semanas, comenzando por cosas sencillas y luego ir complicando el tema. Tampoco está de más hacer una estimación de las horas que le dedicas a ir a clase y estudiar, o incluso si en el curso de idioma tienes algún examen también puedes ir anotando esas cosas. Es importante que a medida que pase el tiempo comiences a hablar con otras personas porque cuando un@ habla con gente desconocida tiene la ventaja de que se dirigen a ti como si hablases perfectamente la lengua. Un buen medidor de tus competencias lingüísticas es cuando vas a una catería, pides un café con leche y algo para comer y el/la camarer@ no te mira como a un guiri.

c) Actividades que haces en tu tiempo libre.
Cada persona tiene su forma de pasarlo bien, hay quien disfruta con un partido de fútbol en la tele, quien prefiere un café con l@s amig@s y quien se lo pasa pipa corriendo en el equipo ciclista del pueblo … en este caso lo que es interesante es que se refleje esa actividad, porque aunque parezca extraño, también hay un aprendizaje: a relacionarte con personas de varios ámbitos, a desarrollar habilidades sociales, a ver que en el fondo las personas de distinto origen no son a veces tan diferentes, que cada un@ tiene una educación, unas tradiciones, un patrimonio cultural … y que todo eso puede ser compartido e intercambiado, y eso resulta enriquecedor. Por ejemplo: Los jueves voy a entrenar con un equipo de volleyball del instituto que está al lado. Pues para empezar, estás desarrollando habilidades como el trabajo en equipo, la confianza … -bueno, otras cosas ya depende de cómo jueguen allí-, además estás adquiriendo una competencias lingüísticas considerables porque cuando dicen “salta” o saltas o allá va el punto, y no es como en la clase de lengua, ¡ahí hay que aprender rápido! Y mira tú por donde: Aprender a aprender, otro método de aprendizaje –o no, quien sabe-.

d) Actividades domésticas cotidianas.
Las tareas cotidianas de la casa no suelen ser lo más apetecible del mundo, lo de limpiar, fregar y planchar no gusta a casi nadie, pero ocurre que vivimos con otra gente, hay que convivir y eso, aquí, acullá y en todas partes, no resulta fácil porque habitualmente el concepto de “la cocina está limpia” no acaba de ser algo compartido por todo el mundo, y eso por no hablar de “cuándo es necesario limpiar”. Tus competencias gestionando conflictos internacionales podrán verse neta y gratamente incrementadas.
Capítulo aparte merece el ámbito gastronómico. Entre que no sabes qué hay dentro de la lata –que dices tú “¿qué les costaba poner una foto en el papelito de lata?”- y que dentro de carne de cerdo hay un sinfín de piezas de diferente categoría, calidad, textura y sabor, es posible que optes por la máxima de “allí donde fueres, haz lo que vieres” y aprendas nuevas recetas y estilos … o le pidas a tu familia y amistades un envío postal con chorizo del güeno, aceite de oliva virgen extra y el típico bote de fabada –sí, ese que antes pensabas “¿pero quien se comerá esto?” Ea, pues ahora ya lo sabes-. Pero no conviene ponerse dramátic@, hay soluciones para todo y la actitud intercultural acaba por decantar la cosa en una mezcla de lo más variopinta y, porqué no, comestible.
¿Y ahí hay un aprendizaje? Pues también, y mucho. Por un lado está lo de la Diversidad Cultural (aprender a entender y valorar otras formas de hacer las cosas), por otro está el tema de las Competencias Sociales, el Aprender a Aprender … si al final todo es mucho más sencillo de lo que aparenta.

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